COMIENZA EL HOMENAJE A RABINDRANATH TAGORE

Durante los meses de septiembre y octubre el grupo "Amigos Escritores" centrará sus creaciones en la vida y obra del filósofo Rabindranath Tagore. Les animamos a participar con sus escritos y comentarios.

MARÍA DEL CARMEN SALGADO ROMERA

Paráfrasis del poema 30 de
"El jardinero"

En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero.
Eras mía, eres mía, mujer de labios dulces
y viven en tu vida mis infinitos sueños.
La lámpara de mi alma te sonrosa los pies,
el agrio vino mío es más dulce en tus labios,
oh segadora de mi canción de atardecer,
cómo te sienten mía mis sueños solitarios!

MAR CUETO ALLER

LA SULTANA AVENTURERA
  Ananda era hija de la favorita del sultán de Kapurtala. Cuando nació en el harén esperaban que fuese un varón. Las demás esposas y concubinas se alegraron de que se hubiesen frustrado las expectativas. Auguraban que el todopoderoso dueño del lugar las repudiaría al enterarse del suceso. Tal como había sucedido con sus anteriores favoritas. Hubiesen acertado de no ser por un incidente inesperado que aconteció en el momento en que se decidió a darles la funesta noticia. No quiso enviar a un emisario en honor a los tres años de felicidad y espera que le había procurado la desafortunada madre. Aunque se sentía tan colérico que no se imaginaba que nada pudiese hacerle desistir de su decisión.

Mª IGNACIA CASO DE LOS COBOS GALÁN.

Sentimientos de otoño


Ha llegado el otoño con sus encantos. Cambia el tiempo. Un día hace frío, otro calor. Las hojas se mecen en las ramas de los árboles con la música del viento, y acaban cayendo, lentamente, húmedas por el cierzo del amanecer, dejando en el jardín una bella alfombra pintada de colores tostados y amarillentos. Al atardecer están secas sus hojas y, al pisarlas, aspiro su maravilloso olor. Con el pié las lanzo al aire y vuelven a caer formando otro dibujo, otro sentir en mi interior lleno de melancolía.

El otoño de la vida me está rondando, y veo que luce distintos colores: alegrías, desencantos, esperanzas de algo que acaso no llegará. Mas, al pisarlo, despide también su olor: sabiduría, cariño, placidez, recuerdos, muchos recuerdos… que se pelean por ocupar mi mente…

Oviedo, 31 de octubre de 2010.
Mª Ignacia Caso de los Cobos Galán.

ANA ALONSO CABRERA

“COMER POCO...”

Recuerdo a mi abuela, sentada, al lado de la cocina de carbón, con su enorme cuerpo desbordando la silla de mimbre, los grandes ojos azules y la casi permanente sonrisa desdentada en su rostro, sobre todo cuando, a quien quisiera prestarle oídos, desplegaba todo su saber y su experiencia en lo que yo llamo filosofía de caleya* o filosofía en zapatillas.
La primera vez que soy consciente de esa filosofía, fue a los 8 años. Miguel, mi más querido y mejor compañero de juegos se iba de mi vida. Se marchaba lejos y no volvería a verle nunca más. Ante mi evidente disgusto mi abuela me preguntó y yo, llorando y con rabia le conté qué me pasaba. Ella sonrió, me abrazó en su blando regazo y limpiándome las lágrimas me dijo aquello de “si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas”. Me fastidió bastante.

ALEJANDRO ALONSO CABRERA

DIJOLE...

....Y díjole una estrella a la mar:
-Con lo grande que eres ¿por qué no eres capaz de amar?
Mas el mar en su respuesta tan sólo dejó oír su lamento sobre las rocas.
.... Y díjole una estrella al viento:
-¿Por qué no paras e intentas amar?
Mas el viento miró, vio camino y marchó.
... Y díjole una estrella a una flor:
-Con tu hermosura y tu dulce olor, ¿por qué no amas lo que hay a tu alrededor?
Mas la flor así le contestó:
-Se puede amar en silencio, como ama la mar al viento, se puede amar y, sin embargo, no saber contestar. Porque yo amo al viento y amo a la mar, pues ambos me dan vida, como me la dan el sol y la luna, y de los pájaros su trinar. Y yo ahora te pregunto: ¿Te has parado a pensar que en vez de preguntar tú también puedes amar?

JANY

MARIA EVELIA SAN JUAN AGUADO

ALAS DEL RECUERDO

                    Golpea rítmica la lluvia,
La tristeza se ha adueñado de la tarde.
Las flores de la memoria
Emergen blancas junto a sus nombres.
Pesa la ausencia muda.
Bajo el manto verde de la hierba tierna
Se oculta la savia de sus voces.
Se fue el sol que aliviaba los huesos
En el amplio ventanal de la vivienda.
                     Crepita la leña en la cocina
Ecos de dichos lejanos
Asoman a nuestra boca
Con sabor a vino añejo.
Objetos que brotaron de sus manos,
Bellos, útiles, sencillos,
Espejos cuarteados de su esencia.
               Devine la noche joven.
Por los pasillos del tiempo
Deambulan como espectros
Los deseos incumplidos,
Las ilusiones fallidas,
Los momentos enroscados
En las alas del recuerdo.


Mª Evelia San Juan Aguado
Oviedo, 31 de octubre de 2010