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Mª IGNACIA CASO DE LOS COBOS GALÁN.


CARTA A D. JOSÉ SARAMAGO

   Admirado D. José: Quisiera escribirle, pero es muy poco lo que sé de Vd. No me atrevo a tutearle, aunque ésta sería una forma más coloquial y amistosa. Le he descubierto hace pocos años. Sabía que, siendo portugués, había elegido vivir en España, Lanzarote, La Tierra de Fuego, independientemente de que visitara asiduamente Lisboa, tan preciosa ciudad que invita a pasear por sus calles, con el pensamiento relajado, presto a imaginar nuevas historias, escuchando a lo lejos la entonación de un melancólico fado.

MARIA EVELIA SAN JUAN AGUADO


GLOSAS A FRASES DE SARAMAGO “ASÍ DECÍA SARAMAGO”

1. “El tiempo no es una cuerda que se pueda medir nudo a nudo, el tiempo es una superficie oblicua y ondulante que sólo la memoria es capaz de hacer que se mueva y aproxime.”
El tiempo es una cuenta corriente que nos dan con carácter aleatorio al nacer y cada cual administra de forma personal.
2. “Las tres enfermedades del hombre actual son la incomunicación, la revolución tecnológica y su vida centrada en
3. La revolución tecnológica ha propiciado la incomunicación. La obsesión por el triunfo, también. El hedonismo es otra de las enfermedades graves actuales.
4. “Para qué sirve el arrepentimiento, si eso no borra nada de lo que ha pasado. El arrepentimiento mejor, es sencillamente cambiar.”

JESÚS SALGADO ROMERA


C O N T E M P O R A N E I D A D

El jueves, media hora antes del cierre, acudí a las vetustas oficinas del periódico local con intención de poner un anuncio por palabras. La pesada puerta de barrotes metálicos, con su ujier recepcionista en el vestíbulo, el suelo marmóreo de baldosas negras y blancas en diagonal, los mostradores de madera cuidada por los años, el cajetín para extraer el papel adecuado al anuncio a insertar con sus bolígrafos unidos al pupitre por una cadenita, los indicadores de bronce que marcaban los espacios, y las vidrieras que dejaban pasar la luz natural, sumergían al peticionario en una atmósfera cien años anterior. La abúlica, pero a la vez respetable faz de sus dos administrativos –hombre y mujer, cincuenta años pasados, vestimenta al uso, conjunto de falda y chaqueta de punto con collar de perlas ella, traje y corbata él-, conseguían minimizar la informatización llegada desde dos terminales de ordenador tan clásicos como todo.

LUIS PARREÑO GUTIÉRREZ

MI AFINIDAD CON JOSÉ SARAMAGO


Conocí a Saramago una tarde lejana en el tiempo. En principio escuché comentarios sobre su obra, su pensamiento, profundicé en él a través de “Ensayo sobre la ceguera”, “La balsa de Piedra” y algunos artículos periodísticos donde le entrevistaban.
Y no me pareció un genio.
Simplemente descubrí al hombre de la calle, con las preocupaciones cotidianas por la vida y las gentes; por el mundo y sus problemas, con un inmenso amor hacia el género humano y una sensibilidad fuera de lo común.
A medida que fui ahondando en su existencia, descubrí que teníamos puntos comunes en nuestras vidas, creo que como muchos otros seres humanos.

ALEJANDRO ALONSO CABRERA


Amarrado a la vida

En esta oscura soledad solo me queda la voz, ni tan siquiera sé si alguien me escucha y en cierta manera, ya que me he acostumbrado a este diálogo monologado. Las palabras que pronuncio no sé si alguna vez salen de mi boca, no las oigo entrar en mis oídos. No tengo hambre, no tengo sed, no oigo, no, no sé lo que soy. Intento mantener una conversación que me mantenga vivo aunque aún no sé para qué. Presiento que no estoy vivo, que estoy más cerca de un vegetal que de otra cosa; sin embargo oigo latir mi corazón.
- Podría haber dicho que Dios me lo quitó, pero no fue así, no creo tan siquiera que haya intervenido en nada, y menos en privar la belleza de mi vida. Mentiría.
- Pero ¿cómo pudo ser? Hay que creer, siempre hay que creer. Unos optan por los dioses, otros optamos por el hombre, tenemos fe en él.
- Ya sabes que en ocasiones una relación de acontecimientos parecen unir fuerzas para desencadenar algún acontecimiento. Pues eso mismo le pasó a mi vida.